Por su riqueza en calcio se recomienda a niños y adolecentes, mujeres que dan pecho y con la menopausia. También es una buena solución para ancianos, personas con problemas de masticación o después de una enfermedad. A personas a las que la asimilación de la leche provoca problemas digestivos o de alergias, pues el yogurt se digiere fácilmente sin forzar el intestino.
La mayor parte de sus cualidades se debe a la fermentación, el proceso por el que la leche se convierte en yogurt, esta práctica mejora la asimilación de lactosa por parte del organismo, sus bacterias vivas ayudan a regenerar la flora intestinal.
(según CONTENTO, Fabián. Productos lácteos. 2012)
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